sábado, 23 de marzo de 2013

Estrategias de vida de los pequeños productores de mimbre


Estrategias de vida de los pequeños productores de mimbre

(Stratégies de vie des petits producteurs d’osier)
12 / 1995
Esta es una síntesis de las conclusiones de una investigación sobre las "Estrategias de vida de los pequeños productores", realizada en el área del Delta inferior del Río Paraná (Argentina), por la Cátedra de Extensión y Sociología Rurales de la Universidad de Buenos Aires
El tamaño de las explotaciones es muy heterogéneo. A pesar de que todos los productores encuestados pueden ser calificados de "pequeños", entre ellos se advierte gran variedad de situaciones en cuanto al tamaño y disponibilidad de recursos, que se manifiesta en sus condiciones de vida.
Esto hace suponer que la disponibilidad del recurso tierra en cantidad y calidad ha de jugar un papel importante en la elaboración de sus estrategias. Los productores encuestados tienen explotaciones entre 1.5 y 95 ha de superficie total, siendo la media 26.9 ha. Además, del mimbre se produce para el mercado el álamo y el sauce, y en menor medida frutas (naranja, mandarina y ciruela). El 93% de los encuestados produce mimbre, lo que constituye su principal actividad generadora de ingresos y ratifica su calificación de "pequeños". La superficie media con mimbre es de 2.32 ha, oscilando entre 0.5 y 13 ha. En general, las estrategias productivas se complementan con producción forestal (álamo y/o sauce).
El tamaño de la explotación también condiciona su estrategia de vida familiar. Cuanto menores son las superficies forestadas más se revela su carácter de "ahorro" o "reserva" a futuro; en las superficies forestales mayores la posibilidad de cortes y plantaciones de distintas edades permite generar ingresos en períodos más cortos y, por lo tanto, constituyen parte "regular" del presupuesto familiar.
Sólo el 35% de los encuestados posee monte frutal con superficies entre 0.25 y 5 ha. Estos datos tienden a confirmar la pérdida de importancia relativa de la fruticultura en el Delta. Si bien existen producciones de auto-consumo, son bastante limitadas a algunos rubros lo que los hace dependientes de economías externas a la explotación (lancha, almacén o viajes periódicos al Tigre) para la provisión de alimentos. La comercialización se realiza dentro de un esquema de escaso poder de negociación resultando históricamente víctimas de los acopiadores.
En el caso del mimbre, la "estrategia cooperativa" desarrollada a partir de 1988 ha dado resultados iniciales muy positivos, hecho reconocido por los propios productores. Mejoró los precios y dió transparencia al mercado. Sin embargo, las posibilidades de continuidad de la cooperativa "Los Mimbreros" es incierta. En las últimas cosechas muchos de sus socios no han comercializado su mimbre a través de ella por las desventajas en sus formas de pago diferidas. La caída en la demanda de mimbre nacional por efecto de la competencia externa y la falta de capital cooperativo para financiar la compra de mimbre de sus socios estaría entre sus causas principales.
Las obras de infraestructura son en general escasas o de poca envergadura. El zanjeo es habitual, lo mismo que los atajarrepuntes, aunque muchas veces éstos están en mal estado. No se registran en la zona endicamientos y existen pocas explotaciones con compuertas o bombas para "vaciar" los bañados en casos de inundaciones. No siempre se reconoce la importancia del manejo del agua. Pero cuando se tiene conciencia de este problema crucial, las restricciones económicas impiden la realización de las respectivas obras de infraestructura.
Las máquinas-herramientas son las indispensables y, en general, cuando se dispone de maquinaria de importancia (por ejemplo: tractores) se la tiene con alto grado de obsolescencia.
En general, los productores de mimbre encuentran sus mayores problemas productivos en la contratación de mano de obra para las tareas de cosecha, que debe ser abundante y requiere el pago contado-efectivo. La variedad predominante de mimbre es el "macollado verde", pero se añora la tradicional "amarillo" que desapareció del área, producto de enfermedades y se tienen expectativas de que se puedan introducir variedades nuevas de mayor productividad, aunque desconocen cuáles pueden ser. El asesoramiento técnico que reciben los productores es escaso.

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