Estrategias de vida de los pequeños productores de mimbre
(Stratégies de vie des petits producteurs d’osier)
12 / 1995
Esta es una
síntesis de las conclusiones de una investigación sobre las "Estrategias
de vida de los pequeños productores", realizada en el área del Delta
inferior del Río Paraná (Argentina), por la Cátedra de Extensión y Sociología
Rurales de la Universidad de Buenos Aires
El tamaño de
las explotaciones es muy heterogéneo. A pesar de que todos los productores
encuestados pueden ser calificados de "pequeños", entre ellos se
advierte gran variedad de situaciones en cuanto al tamaño y disponibilidad de
recursos, que se manifiesta en sus condiciones de vida.
Esto hace
suponer que la disponibilidad del recurso tierra en cantidad y calidad ha de
jugar un papel importante en la elaboración de sus estrategias. Los productores
encuestados tienen explotaciones entre 1.5 y 95 ha de superficie total, siendo
la media 26.9 ha. Además, del mimbre se produce para el mercado el álamo y el
sauce, y en menor medida frutas (naranja, mandarina y ciruela). El 93% de los
encuestados produce mimbre, lo que constituye su principal actividad generadora
de ingresos y ratifica su calificación de "pequeños". La superficie
media con mimbre es de 2.32 ha, oscilando entre 0.5 y 13 ha. En general, las
estrategias productivas se complementan con producción forestal (álamo y/o
sauce).
El tamaño de
la explotación también condiciona su estrategia de vida familiar. Cuanto
menores son las superficies forestadas más se revela su carácter de
"ahorro" o "reserva" a futuro; en las superficies
forestales mayores la posibilidad de cortes y plantaciones de distintas edades
permite generar ingresos en períodos más cortos y, por lo tanto, constituyen
parte "regular" del presupuesto familiar.
Sólo el 35%
de los encuestados posee monte frutal con superficies entre 0.25 y 5 ha. Estos
datos tienden a confirmar la pérdida de importancia relativa de la fruticultura
en el Delta. Si bien existen producciones de auto-consumo, son bastante
limitadas a algunos rubros lo que los hace dependientes de economías externas a
la explotación (lancha, almacén o viajes periódicos al Tigre) para la provisión
de alimentos. La comercialización se realiza dentro de un esquema de escaso
poder de negociación resultando históricamente víctimas de los acopiadores.
En el caso
del mimbre, la "estrategia cooperativa" desarrollada a partir de 1988
ha dado resultados iniciales muy positivos, hecho reconocido por los propios
productores. Mejoró los precios y dió transparencia al mercado. Sin embargo,
las posibilidades de continuidad de la cooperativa "Los Mimbreros" es
incierta. En las últimas cosechas muchos de sus socios no han comercializado su
mimbre a través de ella por las desventajas en sus formas de pago diferidas. La
caída en la demanda de mimbre nacional por efecto de la competencia externa y
la falta de capital cooperativo para financiar la compra de mimbre de sus
socios estaría entre sus causas principales.
Las obras de
infraestructura son en general escasas o de poca envergadura. El zanjeo es
habitual, lo mismo que los atajarrepuntes, aunque muchas veces éstos están en
mal estado. No se registran en la zona endicamientos y existen pocas
explotaciones con compuertas o bombas para "vaciar" los bañados en
casos de inundaciones. No siempre se reconoce la importancia del manejo del
agua. Pero cuando se tiene conciencia de este problema crucial, las
restricciones económicas impiden la realización de las respectivas obras de
infraestructura.
Las
máquinas-herramientas son las indispensables y, en general, cuando se dispone
de maquinaria de importancia (por ejemplo: tractores) se la tiene con alto
grado de obsolescencia.
En general,
los productores de mimbre encuentran sus mayores problemas productivos en la
contratación de mano de obra para las tareas de cosecha, que debe ser abundante
y requiere el pago contado-efectivo. La variedad predominante de mimbre es el
"macollado verde", pero se añora la tradicional "amarillo"
que desapareció del área, producto de enfermedades y se tienen expectativas de
que se puedan introducir variedades nuevas de mayor productividad, aunque
desconocen cuáles pueden ser. El asesoramiento técnico que reciben los
productores es escaso.
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